martes, 6 de octubre de 2009

Maratón contra el tiempo.

La escena transcurre en un pueblo-ciudad del interior de Argentina. El país es un detalle, porque podría ser cualquiera de los países que han crecido al alero del campo. Y el pueblo, uno de esos pueblos con la plaza al centro, y la Municipalidad, y el Banco y la Iglesia. Con radio y todo.
Este fin de semana, están celebrado 120 gloriosos años. Y lo hacen con bombos y platillos. Y no sé realmente si será por seguir la tendencia running, pero en el marco de los festejos, tal vez el broche de oro de tan magno acontecimiento, se va a correr la maratón. Una carrera por las calles de la ciudad que completará unos cuatro kilómetros.

Todos van. Muchos a correr. Otros a ver. No falta casi nadie. Llegó incluso la radio, que entre pausa y pausa musical, transmite su propia publicidad: "Proparaaaaaa, Galuzzo Publicidad"

El intendente puso altoparlantes, donde suena al compás del 2x4 una voz tanguera que canta la marcha del deporte, esa que decía "En un marco de azul celestialllll, y al rayo triunfal va la juventuuuuud". Y cuando escucho esa canción, me vuelo mal a mi infancia y las Exhibiciones de Educación Física.

La largada es en la Municipalidad. Ese gran edificio blanco, que tiene un reloj cerca de la entrada, que se quedó parado a las 10.40 de algún día muy lejano. Y en ese momento, cuando veo esa hora, todo cobra sentido.

Hay lugares, hay pueblos, hay gentes que sin saberlo, decidieron correr contra el tiempo. Pero una maratón perpetua. Una que se gana perdiendo. No les puedo contar las ganas que me dieron de inscribirme.

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