lunes, 26 de julio de 2010

Alienado.

Estaba tratando de entender por qué cada vez que termino un día, me quedo con la sensación de que no terminé de hacer todo lo que tenía que hacer. O por qué de repente me estreso de sólo mirar un texto largo, al que seguramente leeré por encima, en dos o tres párrafos, tratando de adivinar el resto de la información. Y marcarlo como favorito en un browser que seguirá acumulando día a día cada vez más urls sin sentido. 

Entonces pensé, solo por enumerar algunas posibles razone adicionales a las prioridades de la familia y el trabajo en sí, en qué cosas podrían estar ocupando mi tiempo. Llegué a las siguientes conclusiones: 
  • Tengo cuatro cuentas de correo electrónico, que chequeo de manera compulsiva y permanente los 7 días de la semana. Cada una con su respectiva dosis de mails de trabajo, personales, de trabajo personal, de la universidad y de todo lo demás. 
  • Diariamente me llegan a alguna de esas cuentas los titulares de cinco diarios de cinco países diferentes y las actualizaciones de sus respectivas secciones, todos con información relevante, además de los flashes informativos de última hora.
  • Recibo además actualizaciones de otra decena de blogs, newsletters y boletines especiales. Algunos diarios, otros semanales, otros mensuales. Unos hablan de publicidad/marketing/branding, otros de tendencias, otros de cine, de libros, de teatro, de cultura, de viajes. 
  • Tengo por supuesto la consabida cuenta en facebook con cientos de contactos (no digamos amigos), entre ex-compañeros, ex-colegas, ex-alumnos, ex-personas-que-alguna-vez-tuve-cerca-mío. Trato de tenerla actualizada, digamos postear diariamente alguna tontera, saludar a los que están de cumpleaños.
  • Además de eso, también tengo una cuenta en linkedin, small world, flickr, youtube y como no podía ser de otra manera, la cuenta de Twitter. 
Si me pongo a revisar, es virtualmente imposible poder revisar de manera profunda y detallada, la totalidad de contenidos que implica esta cantidad de fuentes de información. Totalmente imposible. Creo que no podría cabalmente llegar a revisar ni la mitad. 

Pero si me alejo de eso, si no reviso nada, es una sensación de vacío, de que me estoy perdiendo de algo. Eso es lo que me hace querer salir corriendo a buscar la pantalla más cercana, para tranquilizar esta conciencia que salta de tarea en tarea, de página en página sin terminar tal vez el proceso sináptico de aprehender donde estoy realmente parado. Dónde estoy pensando. En qué estoy pensando, si es que se puede decir que estoy pensando. ¿No te pasa a veces?

1 comentario:

  1. Curioso, mi comentario tiene su patología: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1290099&origen=NLRevis

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